Alas lastimadas, para
variar... no sé por qué, si la idea es aprender de la Vida, tiene qué costar
tanto. Mi hermano, hace unas semanas me dijo: "Si fuera menos complicado,
no lo apreciaríamos tanto". Ojalá, corazón, tengas razón.
Te engañás. Realmente, nunca viste del todo dentro de
mi Alma. Por eso preguntabas tanto. Superficialmente, tal vez sí, pero jamás la
verdad. Preferís enceguecerte y crear todo un mundo de mentiras, al cual huir
para no afrontar al Reflejo, qué te mira desde el otro lado con vergüenza.
Refugiarte entre las páginas que cuentan las historias de Dioses, caballeros y
seres puros. ¡No existen!
El error está en la
generalización. Qué un método le sirva a una persona, no significa que a otra también.
Mi alma es diferente y lo deberías saber mejor qué nadie. Mi sufrimiento lo
mantengo enjaulado en mi corazón, hasta que soy lo suficientemente fuerte para
destruirlo. Escudo, espada y victoria. Y no es que no lo sienta, ¡al contrario!
Qué no deje de llover es la prueba.
Es por esto que jamás
entendí a las personas que corren del dolor, cuando trataba de imitar esos comportamientos,
era inútil… Y no es por instinto de supervivencia, ese miedo que a veces les
recorre. No es miedo a la Muerte, al Hambre, la Enfermedad y la Guerra. Todo
eso te rodea, si no lo distinguís, ya es otro tema. A ese impulso, hay que
destruirlo, incinerarlo hasta que ni siquiera queden cenizas de las cuales no puedan
resurgir. Es así de simple.
Sí, meses de luto y
oscuridad, tiempos de sanación… pero voy a volver a ser esa rosa roja que irradia
calidez en medio de los valles nevados, de eso pueden estar seguros.
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Así me imagino al Río Cocitos del Dante, uno de los brazos del Aqueronte, formado por las lágrimas de los pecadores. |
"En un páramo desolado,
donde solamente llega la Luz de la Luna, corre el Río de las Lágrimas. Las
aguas parecen teñidas de un rojo escarlata y la corriente es tan fuerte que
podría arrastrarte hasta el fondo en un instante, sin posibilidad de escape alguno…
Cuando me di cuenta de que estabas en la otra orilla caminando, sin quitar la
vista del suelo, corrí hasta el río y mis pies descalzos parecieron mancharse
de sangre. Te llamé por tu Nombre y sin embargo, ni siquiera así volviste a
mirarme. De esa forma, comprendí que mis palabras y sentimientos no te alcanzarían
hasta el día en que decidieras no temerle a las aguas."
Tristemente, aún no es
tiempo…
- AUS -
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