"Do you love me?"
"You know I do"
"And would you stay with me forever?"
"I've been with you since dawn of
Time"
*
Una princesa corría bajo una lluvia torrencial, sin rumbo
fijo mientras cantaba: "How much
should I wait, until I call you mine?", buscando aquello que perdió
miles de años atrás, entre las ruinas de aquél Santuario tan amado. Su vestido
blanco se desgarraba entre las zarzas que habían cubierto el mármol de las
columnas caídas. Y perseguía un recuerdo, una imagen… La esperanza de volver a
danzar al son de las Estrellas en sus brazos. Fue en ese instante cuando vio, a
lejos en la entrada del templo mayor, un resplandor intenso.
Tal fue la premura que la invadió, que pidió a sus hermanos
en la lluvia que la guiaran hacía allí sin peligro. Ellos despejaron las nubes
y le dieron la luz estelar cómo antorcha. Se percató que el sendero que llevaba
al templo, estaba cubierto de rosas silvestres, del color de la sangre y su aroma
era narcótico. Iba descalza y las espinas lastimaban sus pies, fue por eso que
puso su mano sobre la maraña de flores y le habló a la tierra. Luego sonrió,
mientras las rosas se iban apartando a su paso.
Al fin, se encontró subiendo las escaleras frías del Templo.
La luz iba aumentando mientras se adentraba en las estancias antiguas,
iluminando las estatuas de antiguos guerreros que pelearon por la libertad y el
futuro de los hombres. En el centro del Templo, sobre un altar de oro, reposaba
un pájaro de fuego. A medida que se acercaba, sus llamas la enceguecían pero no
tenía miedo: sabía que su piel no estaba hecha para quemarse. El ave aguardó y
cuando estuvo frente a ella, fijó su penetrante mirada en la mente de la
princesa. Y le contó su historia, sobre una antigua promesa hecha al principio
del tiempo y de cuanto extrañaba a quien había jurado adorar durante toda la
Eternidad. Le dijo también, de cómo fueron castigados y separados, de cómo cada
vez que se volvían a encontrar, no les permitían amarse. Y el fénix lloró.
En ese momento, la mujer alzó la mano sin miedo, y acarició
sus plumas con mucha ternura: “No te
preocupes, Behnnu. Ya te encontré y no me voy a separar de vos en lo que nos
quede de vida. Vine a liberarte, cómo hiciste en su momento conmigo”.
Ella cerró los ojos y las alas de fuego del fénix se
abrieron por completo, las llamas crecieron hasta llenar todo el espacio de la
estancia. Y ella seguía sin quemarse, esperando. Empezaron a verse las cenizas
en el aire, a medida que las llamas se iban consumiendo… Y entre ellas, caminó
un hombre, su amado. Apenas unos centímetros los separaban y ambos tenían
lágrimas en los ojos, sus almas desbordaban amor y añoranza.
“Mi señora, ahora
ambos tenemos alas con las cuales volver al firmamento cuando deseemos. Nos han
perdonado.”
“Sí, es cierto. Sin embargo,
aún debemos terminar nuestra labor aquí. Hemos de reconstruir este lugar,
nuestro hogar, para las futuras generaciones, amor mío.”
Ella ya no resistió, y luego de tanto tiempo, volvió a
acomodarse perfectamente en un abrazo dorado. Behnnu suspiró y el perfume a
verano de su princesa lo relajó completamente. Escuchó que ella rió
mientras acariciaba su rostro. Y se perdió
en un torbellino de sensaciones, donde la energía de ambos se mezclaba, se
potenciaban y bailaban…
*
“Nunca me vas a
perdonar.”
“No, duele demasiado
cómo para hacerlo. Ojalá fuera distinto.”
“Lo sé. Me equivoqué
demasiadas veces. Simplemente quiero desaparecer.”
“No se puede
retroceder en el Tiempo. Asumí las consecuencias.”
“Voy a morir.”
“Eso no lo sabés.”
“Al menos, intentaré
no hacerlo, pero no voy a ser el títere de nadie. Lo que yo deseo también vale.”
*
Siempre supe que iba a terminar bañada en la sangre de los
inocentes. Riendo para no llorar, ocultando la verdad porque es demasiado
dolorosa. Y temí toda mi vida confirmar que no merecía ser amada, ni querida ni
respetada. Reducida a un montón de basura y lanzada a la Nada. Sólo quiero que
termine. Sufrir lo que deba y listo. No me importa el dolor, ni el peligro de
perder. Ya me odio lo suficiente como para poder soportarlo, un poco más, no
hace ninguna diferencia. No sé en qué más creer. No confío demasiado en las
personas que me rodean, o bien, lo hago cada vez menos. Yo no pongo distancias,
simplemente nací con estas espinas. Ellos eligen correr el riesgo de sangrar.
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La destrucción de la Revolución que ha de reconstruirse. |
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