miércoles, 25 de julio de 2012

"Fight Club"

¿Y si lo que leí, casualmente en la “Cierta-Red-Social”, es cierto?

Digo casualmente, porque así fue. Estaba aburrida, evitando no hacer las cosas que me corresponden cotidianamente y… ¿viste esas páginas a las que pones “Like”? ¿Qué siguen apareciendo en el principal, por llamarlo de una manera, hasta que te aburrís y las bloqueas? Bueno, la imagen era de una de mis películas favoritas: “Fight Club”, y la frase, dicha por el  personaje encarnado por Brad Pitt, Tyler Durden: “Es sólo cuando perdemos todo, que somos libres para hacer lo que queremos”

A eso me refiero. Y sí tengo que mandar todo bien, pero muy bien a la mierda, dejar atrás los compromisos, las obligaciones y aquello que nos hace parte de la sociedad en la que vivimos, para llevar una existencia más… voy a calificarla de “liberal”, ya que no se me ocurre una mejor palabra. Después de todo, siempre fue mi sueño agarrar una mochila con algo de ropa y empezar a caminar, detenerme cuando me canso y ser básicamente uno de los personajes de alguna historia fantástica, de esas que tanto me gustan. Irme bien lejos, donde nadie me conozca y construir una nueva vida de la nada… A ver... ¡Soñar es gratis todavía!

*Créditos a mi hermano por la imagen*
“Ojalá pudiera”, pero… ¿Por qué es exactamente, que no podes? ¿Es porque tenés que trabajar, para ganar un sueldo que vas a ahorrar para el futuro o gastar en cosas que no necesitás, para agradar a gente que no te interesa? *Citando una frase también de la peli* ¿Es porque has cumplir con las expectativas de otras personas? Por ejemplo, tu familia… tus amigos… ¿Cuál es la razón? Porque en el mundo de hoy, es peligroso… no estás en la Tierra Media, donde en los Bosques te pueden rescatar los elfos o bien, los dúnedain a lo sumo…  Ajam, ¿Tan frágil sos?

¿Está mal querer ser egoísta por una vez, hacer lo que de verdad crees que te hará bien? Ojo, podemos llamar a tu actual existencia muy desinteresada, considerando que siempre priorizas el bienestar de los demás. Mirá que eso también es patético, sobre todo cuando vos querés algo y no te lo dan. De ahí vienen tus malditas dudas y por eso te quedas como un maldito zombie, sin poder mover un maldito musculo durante horas. Y más aún, si nadie te da una explicación coherente a tu situación, es más hasta pareciera que a veces les chupa un huevo o se quedan sufriendo porque “Te negaste”, en vez de hacer algo. Y no digo obligar, solo quiero que me den un por qué, no un “Lo tenés que descubrir”. Porque así siento que termino haciendo cosas que no quiero o no se me consulto si estaba de acuerdo.

“¿Quien sos vos para hacer esas preguntas? Aceptalas y nada más” Yo te contesto: ¿Y quién te crees que sos vos, que intentás manejarme igual que un peón? Juro que voy hacer todo lo posible para evitar que me utilices otra vez. Vamos a caer en un círculo vicioso. “Podes correr, pero no esconderte” Ok, pero quien va a evitar que lo intente. Nada más. Cuando quieras, te espero para que me ilumines en el tema, ¿dale?
El problema, es que seguramente, terminarías repudiando esa existencia ya que amas las estructuras.

AUS-

domingo, 15 de julio de 2012

Las Ruinas del Éden

Al despertar y encontrarlo con la vista perdida viendo por la ventana, ella se cubrió con la sábana y se acercó a él por detrás. Lo abrazó y tratando de no anestesiar sus sentidos en el contacto, le preguntó en voz muy baja, al oído:
"Do you love me?"
"You know I do"
"And would you stay with me forever?"
"I've been with you since dawn of Time"

*

Una princesa corría bajo una lluvia torrencial, sin rumbo fijo mientras cantaba: "How much should I wait, until I call you mine?", buscando aquello que perdió miles de años atrás, entre las ruinas de aquél Santuario tan amado. Su vestido blanco se desgarraba entre las zarzas que habían cubierto el mármol de las columnas caídas. Y perseguía un recuerdo, una imagen… La esperanza de volver a danzar al son de las Estrellas en sus brazos. Fue en ese instante cuando vio, a lejos en la entrada del templo mayor, un resplandor intenso.

Tal fue la premura que la invadió, que pidió a sus hermanos en la lluvia que la guiaran hacía allí sin peligro. Ellos despejaron las nubes y le dieron la luz estelar cómo antorcha. Se percató que el sendero que llevaba al templo, estaba cubierto de rosas silvestres, del color de la sangre y su aroma era narcótico. Iba descalza y las espinas lastimaban sus pies, fue por eso que puso su mano sobre la maraña de flores y le habló a la tierra. Luego sonrió, mientras las rosas se iban apartando a su paso.

Al fin, se encontró subiendo las escaleras frías del Templo. La luz iba aumentando mientras se adentraba en las estancias antiguas, iluminando las estatuas de antiguos guerreros que pelearon por la libertad y el futuro de los hombres. En el centro del Templo, sobre un altar de oro, reposaba un pájaro de fuego. A medida que se acercaba, sus llamas la enceguecían pero no tenía miedo: sabía que su piel no estaba hecha para quemarse. El ave aguardó y cuando estuvo frente a ella, fijó su penetrante mirada en la mente de la princesa. Y le contó su historia, sobre una antigua promesa hecha al principio del tiempo y de cuanto extrañaba a quien había jurado adorar durante toda la Eternidad. Le dijo también, de cómo fueron castigados y separados, de cómo cada vez que se volvían a encontrar, no les permitían amarse. Y el fénix lloró.

En ese momento, la mujer alzó la mano sin miedo, y acarició sus plumas con mucha ternura: “No te preocupes, Behnnu. Ya te encontré y no me voy a separar de vos en lo que nos quede de vida. Vine a liberarte, cómo hiciste en su momento conmigo”.
Ella cerró los ojos y las alas de fuego del fénix se abrieron por completo, las llamas crecieron hasta llenar todo el espacio de la estancia. Y ella seguía sin quemarse, esperando. Empezaron a verse las cenizas en el aire, a medida que las llamas se iban consumiendo… Y entre ellas, caminó un hombre, su amado. Apenas unos centímetros los separaban y ambos tenían lágrimas en los ojos, sus almas desbordaban amor y añoranza.

“Mi señora, ahora ambos tenemos alas con las cuales volver al firmamento cuando deseemos. Nos han perdonado.”
“Sí, es cierto. Sin embargo, aún debemos terminar nuestra labor aquí. Hemos de reconstruir este lugar, nuestro hogar, para las futuras generaciones, amor mío.”

Ella ya no resistió, y luego de tanto tiempo, volvió a acomodarse perfectamente en un abrazo dorado. Behnnu suspiró y el perfume a verano de su princesa lo relajó completamente. Escuchó que ella rió mientras  acariciaba su rostro. Y se perdió en un torbellino de sensaciones, donde la energía de ambos se mezclaba, se potenciaban y bailaban…

*

“Nunca me vas a perdonar.”
“No, duele demasiado cómo para hacerlo. Ojalá fuera distinto.”
“Lo sé. Me equivoqué demasiadas veces. Simplemente quiero desaparecer.”
“No se puede retroceder en el Tiempo. Asumí las consecuencias.”
“Voy a morir.”
“Eso no lo sabés.”
“Al menos, intentaré no hacerlo, pero no voy a ser el títere de nadie. Lo que yo deseo también vale.”

*

Siempre supe que iba a terminar bañada en la sangre de los inocentes. Riendo para no llorar, ocultando la verdad porque es demasiado dolorosa. Y temí toda mi vida confirmar que no merecía ser amada, ni querida ni respetada. Reducida a un montón de basura y lanzada a la Nada. Sólo quiero que termine. Sufrir lo que deba y listo. No me importa el dolor, ni el peligro de perder. Ya me odio lo suficiente como para poder soportarlo, un poco más, no hace ninguna diferencia. No sé en qué más creer. No confío demasiado en las personas que me rodean, o bien, lo hago cada vez menos. Yo no pongo distancias, simplemente nací con estas espinas. Ellos eligen correr el riesgo de sangrar.

La destrucción de la Revolución que ha de reconstruirse.