viernes, 22 de junio de 2012

Melodía de Estrellas

"Dolor y tristeza en la soledad del camino, mientras esos rayos de sol se apagan con el avance de la noche. Buscando su compañía para que le llenara el corazón, se dio cuenta de su desamparo y qué a pesar de intentar llamarlo por su nombre, el Viento no acudiría..."

A veces me parece qué me faltan las palabras para explicarte lo que siento. Me mareo, entre el deseo de ser lo más clara posible y abarcar todo lo importante, entonces se quiebra el hilo del pensamiento, o de la oración mientras la voy diciendo. Y nunca suena tan bien cómo lo imagino. Ojo, es algo distinto a un estado confuso y no es que posea (y leer varios de mis escritos debería ser la prueba) un vocabulario extenso... Es qué no es suficiente.

No me alcanzan los términos o sinónimos para explicarte, por ejemplo, lo que significás para mi. La clase de amor qué siento... Tampoco puedo decirte del todo, cuanto resentimiento tengo acumulado en mi corazón; ni hablarte del temor qué tengo a que me consuma un fuego negro, célula tras célula. Y menos, confesarte mi Verdad. Aquella qué me identifica... Me encantaría ser capaz de resumirte mi esencia en un péndulo, para que la lleves con vos siempre y no te olvides de mí.


Hay días en los cuales preferiría encontrarme en la cima de un cerro, mirando la inmensidad de la Naturaleza debajo; otros, quisiera volver a esa playa rodeada de acantilados qué encontré hace tres veranos atrás, cuando todavía mi mirada era ingenua. Y generalmente, cómo no puedo hacer otra cosa (además me recuerda tiempos lejanos), me siento a mirar las estrellas.
Son mis momentos de soledad.

Voy a admitirlo, porque verlo escrito y poder leerlo para recordarlo me hará bien en algún Futuro: "Tengo miedo". Te pediría que en ese momento, me tomes de la mano y sin decir nada, estés conmigo mirando las estrellas. ¿Cuál es la paradoja? Que el sólo deseo de algo así, es peligroso. No tengo derecho a formularlo siquiera.
Este nudo en la garganta es la Tristeza de saber, qué el camino lo voy a transitar sola, cómo siempre hice. Y el Dolor en el pecho es por tener qué resignarse... Lo cual no suena nada a mí. Todo lo contrario.

Soy perfectamente consciente de que no se puede vivir de sueños, si bien, tenga su encanto. Mio es el anhelo de que de me conceda la posibilidad de que mi Luz siga una danza al son de una melodía desencadenada, con quien la complementa.
Sin embargo, no me importa lo qué digan: yo voy a mantener esa llama encendida en la ventana de mi habitación. Tal vez así, me encuentres alguna vez...
El impulso de reír y atesorar la mínima Esperanza, es algo que no voy a perder.


Te extraño tanto...

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