martes, 22 de mayo de 2012

El Río de las Lágrimas


Alas lastimadas, para variar... no sé por qué, si la idea es aprender de la Vida, tiene qué costar tanto. Mi hermano, hace unas semanas me dijo: "Si fuera menos complicado, no lo apreciaríamos tanto". Ojalá, corazón, tengas razón.

Te engañás. Realmente, nunca viste del todo dentro de mi Alma. Por eso preguntabas tanto. Superficialmente, tal vez sí, pero jamás la verdad. Preferís enceguecerte y crear todo un mundo de mentiras, al cual huir para no afrontar al Reflejo, qué te mira desde el otro lado con vergüenza. Refugiarte entre las páginas que cuentan las historias de Dioses, caballeros y seres puros. ¡No existen!

El error está en la generalización. Qué un método le sirva a una persona, no significa que a otra también. Mi alma es diferente y lo deberías saber mejor qué nadie. Mi sufrimiento lo mantengo enjaulado en mi corazón, hasta que soy lo suficientemente fuerte para destruirlo. Escudo, espada y victoria. Y no es que no lo sienta, ¡al contrario! Qué no deje de llover es la prueba.

Es por esto que jamás entendí a las personas que corren del dolor, cuando trataba de imitar esos comportamientos, era inútil… Y no es por instinto de supervivencia, ese miedo que a veces les recorre. No es miedo a la Muerte, al Hambre, la Enfermedad y la Guerra. Todo eso te rodea, si no lo distinguís, ya es otro tema. A ese impulso, hay que destruirlo, incinerarlo hasta que ni siquiera queden cenizas de las cuales no puedan resurgir. Es así de simple.

Sí, meses de luto y oscuridad, tiempos de sanación… pero voy a volver a ser esa rosa roja que irradia calidez en medio de los valles nevados, de eso pueden estar seguros.


Así me imagino al Río Cocitos del Dante, uno de los brazos del Aqueronte, formado por las lágrimas de los pecadores.

"En un páramo desolado, donde solamente llega la Luz de la Luna, corre el Río de las Lágrimas. Las aguas parecen teñidas de un rojo escarlata y la corriente es tan fuerte que podría arrastrarte hasta el fondo en un instante, sin posibilidad de escape alguno… Cuando me di cuenta de que estabas en la otra orilla caminando, sin quitar la vista del suelo, corrí hasta el río y mis pies descalzos parecieron mancharse de sangre. Te llamé por tu Nombre y sin embargo, ni siquiera así volviste a mirarme. De esa forma, comprendí que mis palabras y sentimientos no te alcanzarían hasta el día en que decidieras no temerle a las aguas."

Tristemente, aún no es tiempo…
- AUS -

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